¡Hola!
Ahora que 2020 llega a su fin quería hacer un resumen de mi año en costura de ropa. 2020 ha sido el año durante lo cual, de verdad, he cosido ropa para mí que me gusta y que llevo al día a día.
Primero os quiero contar un poco mi camino sobre la ropa que tenemos en casa. Llevo varios años reflexionando sobre nuestro “consumo” de ropa y mis lecturas e aprendizaje siempre me llevan hacia menos. Sobre todo menos fast fashion (o ninguna), menos ropa nueva.
Como ya sabéis la industria de la moda es muy contaminadora a nivel ecológico (recursos, producción de materiales, uso de agua, transporte desde la producción hasta los puntos de venta…). Pero también es un drama a nivel humano y social ya que la mayoría de las marcas explotan trabajadores (muchos de ellos, mujeres) tanto a nivel a condiciones de trabajo, sueldos o maltratos. Para saber más sobre este tema os recomiendo la cuenta Fashion Revolution y su iniciativa Who made my clothes o la película The True Cost.
Así que llevamos años comprando ropa casi nueva (de segunda mano), cuidando lo que tenemos para que dure más, reparando lo que está dañado y cosiendo lo que de verdad queremos.
En 2020 hemos comprado unas 5 prendas nuevas en toda la familia. Esto de verdad es todo un logro con niños que van creciendo e usando la ropa!
Antes de todo, quiero decirles que uno no debe tener ninguna vergüenza en buscar e llevar ropa de segunda mano. En el mundo, se vende en cada momento miles de prendas y más de la mitad están sin usar en los armarios. Así que llevar ropa de segunda mano no significa llevar ropa en estado malo o de mala calidad (¡todo lo contrario muchas veces!).
Llevar ropa de segunda mano es un acto de activismo para decir NO a una industria que cuida ni el planeta ni las personas.
Mis opciones preferidas para ropa de segunda mano son:
- hablar con amigos/ familia para intercambiar ropa cuando se hace pequeña (ideal para los peques porque van cambiando de talla con mucha frecuencia. En nuestra escuela, la comisión Acción Social del AMPA lleva algunos años organizando mercadillos de intercambios trimestrales que tienen mucho éxito y permiten recolocar ropa (y juguetes + libros) a nuevos hogares (si queréis más información sobre esto para ponerlo en marcha en vuestras escuelas, me podéis escribir!).
- visitar tiendas de segundo mano regularmente y tener una idea clara de lo que los niños o nosotros podremos necesitar no solo ahora sino durante el próximo año. Esto implica a veces comprar cosas fuera de temporadas o en tallas más grandes y poder almacenarla. Hay tiendas de estos tipos en muchos lugares: buscad Emmaus, Caritas, Kiloshop… El dinero de la venta de esta ropa a menudo sirve a proyectos sociales e de inclusión asi que además de tener lo que necesita, uno también está colaborando a un proyecto más grande.
- tienda online de ropa casi nueva como Percentil o Micolet sobre todo cuando buscamos una prenda en concreto
- app de compra de segunda mano como Vinted. En este caso, siempre intento llevarme varias prendas del mismo vendedor para minimizar el coste (ecológico) del transporte.
También me gusta pedir a la gente lo que necesitamos para un uso puntual. No hace falta que cada familia tenga, por ejemplo, botas de nieve si sirven para ir a hacer trineo un día al año. Prestar y pedir es una forma de reducir la compra de artículos que, posiblemente, tendrían muy poco uso.
Dejo por otro dia el resumen de mis prendas cosidas en 2020. Gracias por leerme hasta aquí. ¿Tienes otras ideas para minimizar el impacto de la ropa que llevamos? ¿Como y donde compras ropa?
No hay prenda más sostenible que la que ya existe…
Un saludo y ¡hasta pronto!